miércoles, 18 de marzo de 2009

Esto ya no es lo que era. Alfonso Sánchez.

Les seré franca. He visto el cortometraje tres veces. El ejercicio de clase era plasmar una priemra impresión, pero no se me ocurría nada. Júzguenlo ustedes mismos:



Dos personajes. Plano secuencia+plano fijo. Estereotipos. Humor. Irónia. Algo simple. Critica social... Cualquiera de estos calificativos encajaría perfectamente con una crítica sobre este cortometraje, auqnue yo me quedaría con la clave del humor y de la ironía.

Si se fijan, el discurso de los personajes aparentemente es completamente caótico, de ideas efímeras, y contradictorio. Es ahi donde reside el humor.

Los dos protagonistas, son dos personajes extraídos de las capas sociales marginales de cualquier ciudad (aunque, en este caso, localizados en Sevilla y con los localismos propios de esta ciudad) que elaboran un discurso latente que ni les corresponde con su forma de ser, ni con los conocimientos que el supuesto personaje estereotipado tendría, ni con la edad, ni con su perfil. Sus propias frases, además, son irónicas: se contradicen a ellos mismos, contradicen a su compañero, contradicen sus palabras con sus actos; aunque, de esa forma se estructura el mensaje.

Tras ellos se esconde una reflexión sobre el antes y el después de una sociedad española que ha evolucionado muy rápido en los últimos años. Un discurso, en principio, muy maniqueista, muy superficial y muy utilizado, repetido y sonado en las calles de cualquier ciudad de nuestro Estado (Por señalar alguna: el mítico ejemplo de que los moros vienen a quitarnos el puesto de trabajo) Estos temas son de completa actualidad y están completamente incandescentes en la sociedad española. Muchas de esas frases, no son frases que hayamos escuchado por primera vez.

La inmigración, la ubicación de España dentro del marco europeo, el problema del desempleo... son temas que, evidentemente, nos preocupan. La forma en la que el director trata estos asuntos es la clave de la risa: nos reimos de ellos y de nosotros.

Siguiendo con el ejemplo de la inmigración antes mencionado: no nos cuadra que el culebra, uno de los personajes, vaya a contar una anecdota heórica sobre cómo se enfrentó a dos inmigrantes y que finalmente le diese dos euros porque le diesen pena. Eso es una realidad. Sentimos pena ante el problema de la inmigración, pero no dejamos de quejarnos, y el discurso de los españoles inmigrantes que fueron a trabajar sigue existiendo, y el mayor ejemplo de ese tipo de españoles es el tío Juanin, gran ejemplo que ahora está en la cárcel. Es completamente irónico.

Es discurso completamente fragmentado de la sociedad española, y perfectamente hilvanado y representado en un personajes que nos chocan. El final del cortometraje es el gran choque contradictorio: vestidos de nazarenos comente un delito. ¿Qué clase de religión, valor o moral tienen los personajes? Evidentemente, se trata de una hiperbole de la sociedad sevillana, pero muy cierta: la Semana Santa paraliza completamente la ciudad pero son valores que duran una semana, en el mejor d elso casos.

En definitiva, es un cortometraje que busca el choque directo de la sociedad con sus valores, con sus ideas... que cuestiona sus propios pilares y que genera ante el espectadorque se cuestione qué hay detrás. Todo ello enmascarado ante una estética muy simple, muy directa... y, como no, muy eficaz.