martes, 26 de mayo de 2009

Caché. Haneke



TITULO Caché
AÑO 2005
PAÍS [Austria]
DIRECTOR Michael Haneke
REPARTO Daniel Auteuil, Juliette Binoche, Maurice Bénichou, Annie Girardot, Lester Makedonsky, Bernard Le Coq, Walid Afkir, Daniel Duval
PRODUCTORA Coproducción Austria-Francia-Alemania-Italia; Wega Film / Les Films du Losange / Bavaria Film / BIM Distribuzione

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Caché es una de las películas independientes más valoradas de los últimos tiempo; fue galardonada con premios como el de la crítica, la mejor película y mejor director en el festival de Cannes de la edición del 2005, y también obtuvo muy buen respaldo en otros festivales de cine como el Festival de Cine 100% Europeo de Sevilla. En esta película Haneke, además, cuenta con un reparto de lujo (Daniel Auteuil y Juliette Binoche), que hacen que la película adquiera una cierta calidad intrínseca. Sin embargo, tal vez sea ese matiz de arte contemporáneo, de cine independiente y europeo, lo que hace que no termine de establecerse una relación o pacto entre el espectador más mundano y la pantalla; distanciándose así, el filme, al olimpismo de los círculos cinéfilos y amantes del cine más independiente. Caché es una película que a quien gusta, gusta mucho; y a quién no, es probable que le cueste visionar el metraje completo. Haneke, no obstante, parece lograr alcanzar el triunfo con esta película y consagrarse como uno de los grandes directores europeos de los últimos tiempos; tanto es así que acaba de repetir en Cannes recibiendo la Palma de Oro por su última película “The White Ribbon” (“El lazo Blanco”).

La historia que se presenta es la de un matrimonio que empieza recibir cintas de video en las que se filma su casa. La psicosis y angustia empiezan a aparecer como un personaje más de la escena fílmica, convirtiéndose en sentimientos que termina compartiendo el espectador. A lo largo de la película iremos descubriendo en un ambiente de tensión, que las cintas que recibe son enviadas por su hermano adoptivo, un argelino que quedó huérfano tras unos disturbios en Paris donde fallecieron sus padres. “El 17 de octubre de 1961, la policía parisina disparó contra una manifestación de inmigrantes argelinos. Los informes oficiales de la época hablaron de la muerte de dos personas, pero los historiadores que han revisado ese oscuro episodio hablan de 400 bajas en París. <>, afirma Haneke” (1). Así, la película, encarnada por el protagonista, George, un afamado periodista de crítica literaria, y Majid, no es más que la metafórica culpa que siente Francia hacia Argelia por tantos años de ocupación y represión.

El debut de Haneke se produjo en 1989 con su película el séptimo continente, aunque trayectoria fílmica alcanzaría un cierto renombre con las obras Funny Games (1997), La pianista (con la que obtuvo el Gran premio del Jurado en el festival de Cannes) y Caché, con la que alcanzó el culmen. El cine de Haneke, es un cine comprometido, que juega con la condición humana y los problemas existenciales de la sociedad actual; un cine que una cierta controversia, dilemas y trascendentalismos, que hace pensar al espectador. Nada claro y sombrío, el cine de Haneke parece ser heredero de las vanguardias cinematográficas europeas propias de los años 60 y 70. Como en el cine francés más puro (aunque Haneke no sea francés), los problemas se plantean de una forma muy sutil que casi ni se perfila. Es el propio espectador el que tiene que sumergirse en la historia.

Por otra parte, el hecho de enfrentar al espectador a la pantalla; a que visualice el plano y el contenido de esta, a que contemple la totalidad del campo retratado, recuerda a Kiarostami, que es el único hombre, para bien y para mal, sobre la faz de la tierra capaz de sostener durante cinco minutos un plano fijo. Pero, esa es la provocación de Caché. Adoramos el vouyerismo, pero a la hora de enfrentarnos a mirar, a contemplar, nos sentimos violentos; y más nos incomoda la sensación de ser observados. De ahí, que Haneke quiera que nos proyectemos en la angustia del protagonista, en la psicosis de ser perseguidos.

Como veníamos perfilando, no solo se tratan temas como la angustia francesa, a la que hace alusión el autor, o a la dualidad del vouyerismo. También se tratan otros temas como la incomunicación familiar. Existen numerosos momentos en los que podemos ver reflejados esto: el matrimonio mismo que se oculta y omite detalles de las cintas; la relación de la madre de Georges que no quiere hablar de Majid porque es algo muy doloroso, y él que no le dice qué le ocurre; o incluso en el hijo adolescente que cree que su madre mantiene una aventura con Pierre, un amigo de la familia.

Todos estos temas se van trazando en una estructura narrativa muy compleja. Por un aparte nos encontramos con que existen dos diégesis fundamentales: la historia en sí, y las cintas. Aunque ambas pertenezcan a la misma historia, se trata de dos puntos de vista muy diferentes. Haneke juega con la intradiégesis que se crea acelerando y paralizando, o ralentizado momentos que ya hemos visualizado. Nos ofrece distintas perspectivas de la misma historia, que eso es lo que le da el caché a la película. Ni siquiera existe una diferenciación clara de cuando se trata de una cinta o de la película. Baste la primera secuencia para ejemplificar esta idea: solo se ve un plano fijo de una vivienda y dos voces en off comentando la cinta y donde podría estar situada la cámara.





En cuanto a la diégesis de la película, nos encontramos con saltos temporales que nos hacen entender la historia. Se retorna a la infancia de George para entender el conflicto existente entre él y Majid. Lo que sucede es que el conflicto hemos de entenderlo metafóricamente, porque hasta el propio George duda de las razones que empujan a Majid a acosar a George. En cualquier caso, el conflicto que sucede en la infancia es que Majid acosaba a George, asustándole como en cualquier juego de niños, y esté terminó convenciendo a sus padres para que lo retornasen al Orfanato y de este modo, le privó de una buena educación y le determinó a una vida miserable.



Este conflicto, no sólo se plantea de forma fragmentada en flashbacks, si no que se trata de un conflicto donde aunque exista una cierta causa efecto, parece que prima el porque sí y la casualidad. Casual porque es un conflicto muy enrevesado y que se sostiene por hilos dramáticos muy débiles: parece que el sentimiento de culpa de los franceses está obligado a presentarse a través de George y de un conflicto de la infancia. Casual porque Majid lo recuerda cuarenta años después; y cuarenta años después comienza una venganza macabra que termina en su propio suicidio. Casual porque no queda clara la relación del hijo dejando un final sumamente abierto durante las líneas de créditos. Casual porque los lazos de la causalidad son demasiado inestables, y supone un esfuerzo por parte del espectador para creerse que toda esa historia sucedió. Casual porque no terminamos de entender la relación que existe entre los amigos y el matrimonio. Seguramente, esa intención fuese planteada previamente por el director; pero de ahí el riesgo de que el público masivo de las salas de cine y palomitas de maíz quieran entrar o no en el juego del director.

En cuanto a los espacios y al tiempo de la película, vemos que también y en conjunción con la película, no están muy definidos. La mayoría de la película se desarrolla en casa de Georges y apenas sabemos ubicar el resto de los espacios. Y en cuanto al tiempo, no sabemos ni cuanto dura el conflicto, ni cuanto tiempo trascurre en algunos momentos, por ejemplo: cuanto pasa desde que reciben una cinta y otra; o cuando ha sido cuando lo han grabado, o cuando va George a ver a Majid, o cuánto tiempo está con su madre… Solo se hace alusión al tiempo de la duración de las cintas, o al tiempo que desaparece el hijo, o al tiempo que ha pasado desde que sucedió el conflicto de cuando eran niños. Eso también hace reflexionar al espectador pues evita que se centre en conflictos y en tramas menores para centrarse en los temas que busca Haneke sobre los que reflexionemos.

Finalizando ya la crítica: seguramente, Caché sea una película que necesite de una segundo visionado (al menos por mi parte) para poder apreciar los acertijos personales a los que somete el autor al espectador, y que suponga una reflexión profunda mientras se disfruta de la duración de los planos; sin embargo, creo que es necesario reflexionar sobre el cine independiente y la Industria del cine como espectáculo de masas.



Entrevista al director: http://www.golem.es/cache/director.php
--------------------------------------------------------------------------------------------------------1) http://cinerastas.com/2007/07/23/especial-michael-haneke-ix-cache/ (visitado el 25 de mayo de 2009)

miércoles, 20 de mayo de 2009

El Sur. Victor Erice.

TITULO El sur
AÑO 1983
DIRECTOR Víctor Erice
GUIÓN Víctor Erice (Relato: Adelaida García Morales)
REPARTO Omero Antonutti, Sonsoles Aranguren, Icíar Bollaín, Lola Cardona, Rafaela Aparicio, Germaine Montero, Aurora Clement, María Caro, Francisco Merino, José Vivo
PRODUCTORA Coproducción España-Francia; Elías Querejeta P.C. / Chloe Productions

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Dice el mismo Erice que es una película incompleta, que los problemas de la producción, no le dejaron terminar el viaje de ida y vuelta al Sur.

El Sur se plantea como la historia de Estrella que, con sus recuerdos, va relatando la relación que le unía a su padre; una relación de admiración, misterio y distanciamiento. Con identidad propia, Victor Erice logra una película con muy buena recepción de público y crítica. La breve pero intensa trayectoria profesional del cineasta hizo que El Sur se encaminase a la cumbre del Nuevo cine Español y que a él le situara entre los directores de cine reputados y consagrados como Mario Camus, Saura o Trueba. Su generación había irrumpido con fuerza como una generación joven, con estudios universitarios; una generación que no había vivido la guerra ni sus consecuencias pero que buscaba desempolvar viejos recuerdos de vencidos que fueron ocultados y recortados bajo las tijeras de la censura. Jugando con ingenio, y hasta que la censura no dejó de ser vigente, esta generación supo decir, no con palabras, aquellas ideas reivindicativas que querían plasmar. Por citar algunas de las obras que se estrenaron entre los 60 y 80, podemos destacar El espíritu de la Colmena (con la que Erice irrumpió en el cine), la Prima Angelica de Saura y Ana y los lobos, o un poco más explícito, El crimen de Cuenca de Pilar Miró. Aunque El sur no termina de ser representativo de ese cine con connotaciones políticas, Erice sigue posicionándose y hace una pequeña referencia política, entre otras razones, para contextualizar la historia de Estrella y su padre Agustín.

Hablando de política: la situación de cambios, de desestabilidades y de incipiente democracia que se mascaba a principios de los 80, hicieron que se produjera un cambio en el ente televisivo Público y que se nombrase a Jose María Calviño como Director General de RTVE. Las consecuencias más inmediatas de este cambio, fueron la negación de una subvención con la que esperaba Querejeta rodar la película en el Sur. Si el plan de rodaje estaba fijado en 81 días, se paralizó a 33 días de su finalización. Esto hizo que la película quedase inacabada y, aunque se habló de una segunda parte, el director aseguró que nunca se había planteado la película para dos episodios y que el proyecto de finalizar la película quedó cerrado en el momento en que el productor, tras el éxito de taquilla, desistió.

La belleza, el barroquismo visual, el ritmo fílmico generado con el montaje, y la belleza visual de la que hace gala Erice, tiñen a la película de un embrujo y un misterio que la hacen única. La película estaba planteada para seguir una estructura argumental completamente paralela en la que el padre figuraría como el nexo de unión entre el Norte y el Sur; y su muerte sería el punto de inflexión. Es por ello que pueda parecer descompensada la historia filmada al extenderse en la infancia y reducir a pocos minutos la juventud de la muchacha.

La película comienza con una escena en la que priman los tonos oscuros de la noche y un ladrido sórdido de un perro. Aquella joven se despierta y es consciente de que su padre ya no va a volver. Un péndulo que encuentra debajo de su almohada le hace retornar al momento en el que más unida estuvo a su padre.

El padre se presenta como un hombre misterioso, un médico que es capaz de encontrar agua subterránea con el movimiento del péndulo. El primer recuerdo que tiene Estrella de su padre es cuando él adivinó que iba a ser chica; un recuerdo que ella crea en su mente fruto de la admiración profunda que siente hacia su progenitor. Aquel hombre, tras su fachada de hombre bonachón y simpático, introvertido y timido, esconde tras de sí una historia de amor vivido en el Sur con una joven actriz que se hace llamar Irene Ríos.

Los planos perfectamente cuidados, recrean percepciones visuales que recuerdan a técnicas pictóricas del impresionismo. Además, juega mucho con los trazos rectos que se dibujan con los caminos. Otro de los aspectos estéticos a destacar podría ser el juego de luces que se alternan entre un plano y otro utilizando las técnicas del claro-oscuro, no sólo en el interior de los planos, si no también en el propio montaje. Tanto es así que podemos resaltar secuencias representativas como la de la Primera Comunión como uno de los momentos en el que además, se percibe la esencia más profunda de la película por varios motivos:

El primero es que sabemos que el padre no es creyente, y que fruto de su ideología no atiende a cuestiones de fe. En un segundo momento podemos ver el nexo de unión que vincula a padre y a hija, no solo cuando el padre sale de las sombras para abrazar a su hija (de las sombras como misterio), si no también en el pasodoble que bailan en el banquete, (que será referencia en la última comida que mantengan padre e hija). Además de ello, en la primera comunión están presentes su abuela y Milagros, que vienen del Sur y que serán su nexo de referencia y de unión con Andalucía.

-------De esa secuencia, y a modo anecdótico, podemos resaltar como resolvió el plano del banquete Victor Erice con un plano secuencia perfectamente trazado. Al parecer, el banquete estaba planteado en un exterior, pero las condiciones meteorológicas propias de Enero y propias de Logroño, hicieron que la lluvia fuese un problema para la grabación y que se tuviese que rodar en un interior. No obstante, pese a ser improvisado, es uno de los planos secuencia más reseñados por críticos e historiadores de cine.------

La primera Comunión también es un punto de inflexión en la película. Poco a poco se empieza a desvelar el misterio del Padre, ella encuentra pruebas de que su padre esconde un secreto con una mujer llamada Irene Ríos. Estrella descubre que es una actriz no muy conocida y de poca fortuna, pero desconoce el resto. Lo único que se relata en la película es que el padre recuerda a una mujer a la que conoció hace muchos años y que vive en Sevilla, y que tuvo un mal presentimiento sobre su muerte y que por ello, ocho años después de algo que la abandosa, se pone en contacto de nuevo con ella. Ella, por supuesto, no le corresponde por algo que hizo y que parece ser un recuerdo muy doloroso. A partir de ese momento, la relación de Estrella y su padre cambia hacia un profundo distanciamiento. Aquella misma noche, su padre no regresaría a casa; esa sería la primera de muchas veces que no volviese, seña de su profundo desencanto con la vida que ha creado.

Hasta entonces, las únicas referencias que habíamos tenido sobre el pasado del padre eran las citadas por la madre y por Milagros. También ese es el único momento que se menciona la política en la película. La madre era una maestra represaliada por el régimen Franquista y el padre, supuestamente, se fue de motu propio (o no) por las diferencias políticas que existían con su padre. Agustín llegó incluso a estar preso por su condición de republicano, pero no se cita nada más. Siguen siendo aspectos se esbozan en la película y que es a lo que se refiere Erice con que sigue siendo una película incompleta, pero que en ese aura de desconocimiento y de finales abiertos reside la maestría de la película.

Otro de los momentos de la película mejor trazados es cuando se produce el cambio temporal de niña a mujer. Vemos como se aleja en el camino trazado con una bicicleta y regresa en el mismo camino pero años después (aunque sabemos que se trata de una acción cotidiana).

La nueva situación en la que nos encontramos es en la de una niña que se ha hecho mujer, con un cierto carácter introvertido, una madre que se encuentra enferma y un padre que apenas reside en el hogar. La figura de Irene Ríos se ha desvanecido pero ha dejado una profunda huella en Estrella; tanto es así que le preguntará a su padre sobre esa identidad misteriosa mientras comen juntos. Lo que podemos ver reflejado en esa escena es la debilidad y la pleitesía de un padre que parece estar en deuda con su hija. Una comida en la que reside un adiós, pues horas más tarde su padre se quitaría la vida. Ella misma, tras conocer la noticia, siente que tal vez pudo haber hecho algo más aquel día por él, donde le dejó sólo, tomando una copa y escuchando aquel pasodoble que bailaron juntos en el mejor de sus momentos.

Poco después ella emprende un camino hacia el Sur, donde aquellas postales que evocan una Sevilla profunda del siglo XIX dejaran de ser una imagen mental para convertirse en un recuerdo. Erice así cierra una película que queda con un final abierto; y me apresuro al decir que probablemente sea mejor así, pues tal vez el cierre de la película no hubiera sido tan brillante como el filme en sí es.

Lo que se quedó en el tintero


La película, en su totalidad, estaba planteada en una estructura paralela, en un viaje de ida y vuelta al Sur; en dos paralelismos de Norte y Sur. Según declaraciones de Erice: “se quiebra la dimensión moral del Relato. Estrella viajando al Sur, cumplía el viaje que su padre nunca pudo hacer. Cumplía de ese modo el mandato paterno”; y es que el péndulo que ella encuentra debajo de su almohada simbolizaba la unión que existía entre ambos. Con el viaje al Sur ella conocía el pasado de su padre y se reconocía a ella misma.

En el Sur lo que existía era una historia paralela, la de la actriz, Irene Ríos, que había mantenido una relación con su padre y fruto de aquello, había tenido un hijo. Estrella conocería a su hermano, que no la reconocería como tal. Además, en esa segunda parte, también aparecería Fernando Fernán Gómez, que encarnaría a un cobarde de guerra, hermano de Irene y encargado de la educación del niño.

Estrella se reconciliaría con su pasado y su padre al lograr enseñarle a su hermano el péndulo con el que su padre buscaba agua en el campo. Un final, que nunca vió la luz y que siempre quedó en la mente del director.


A continuación, para quien le interese, pueden ver la entrevista que Victor Erice concedió hablando sobre el filme.

lunes, 6 de abril de 2009

Ana y los lobos. Saura



AÑO 1972
DURACIÓN 102 min.
PAÍS [España]
DIRECTOR Carlos Saura
GUIÓN Carlos Saura & Rafael Azcona
REPARTO Geraldine Chaplin, Fernando Fernán-Gómez, Juan María Prada, Juan Vivó, Rafaela Aparicio, Marisa Porcel, Anny Quintas, Charo Soriano
PRODUCTORA Elías Querejeta P.C.

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Ana y los Lobos se presenta como una de las grandes películas de Carlos Saura, enmarcada dentro de la corriente que se llamó Cine Metafórico. película llena de simbolismos y de metáforas visuales.


Para entender está película hemos de remitirnos a la coyuntura político- social del momento: la agonía del Régimen Franquista. Tras, prácticamente treinta años de Dictadura, el Régimen empieza a mostrar señas de decadencia marcadas por la avanzada edad del jefe del Estado y la nueva generación que no ha vivido la guerra. Los jóvenes estudiantes representan nuevos aires liberadores del yugo y las flechas que, bajo las señas de la clandestinidad, actúan contra el régimen. Los viejos dirigentes caen y dejan paso a nuevos políticos, que aun manteniendo los pilares dictatoriales, buscan una muy ligera apertura del Movimiento.

El cine también vive en presente todo este apogeo de nuevas corrientes de pensamiento. Corrientes, que por otra parte, se habían estado fraguando en Europa en movimientos como la nouvelle vage, o el realismo- o neo realismo- italiano, o el nuevo cine inglés… Carlos Saura se enmarca en esa transición cinematográfica española hacia las nuevas expresiones. Se dejan de lado los folklores y se empieza a ver un cine más comprometido y rupturista, que ya habíamos preludiado con Berlanga y Bardem. Saura queda en medio de los viejos directores disidentes, y la corriente llamada el Nuevo Cine español que no terminar de fraguar plenamente. El Cine de Saura fue etiquetado en lo que se llamó Cine Metafórico; Cine, que por otra parte, será una de las señas de identidad del cineasta. La caza (1965), otra de sus obras maestras, podría ser otra buen ejemplo de este cine metafórico. Bajo las figuras representadas y la interpretación de las metáforas fílmicas, Saura no sólo sobrepasaba los entresijos de la censura, sino que se hacía una espléndida radiografía del panorama español posicionándose claramente contra el Régimen. Por último, baste también resaltar en este pequeño esbozo de las nuevas corrientes de cine, el compromiso de Elías Querejeta como productor alejado del cine comercial que apuesta por el cine de directores o autores comprometidos como Mario Camus, Erice, o León de Aranoa, entre otros.

En este contexto se enmarca Ana y los Lobos. Protagonizada por Geraldine Chaplin, musa del director, que encarna la figura de Ana una joven institutriz extranjera que llega a un viejo caserón donde se tendrá que enfrentar a las obsesiones y falsedades de cada uno de los miembros de una familia esperpéntica y totalitaria.

Ana Vs. Los lobos.

Los personajes que se presentan en la película, son personajes prácticamente planos que no evolucionan durante el filme; y es que más que personajes son roles muy bien definidos que esconden en su interior una compleja interpretación. Por eso, al tratarse de esferas perfectamente caracterizadas, podríamos decir, que la obra que Saura nos presenta es una fábula de la situación española del momento, una clara representación del Régimen Franquista con sus debilidades y con sus falsedades.

Ana representa la juventud, las corrientes venideras, el futuro. Es al mismo tiempo lo extraño, lo extranjero. En su maleta porta libros, símbolo de cultura, de nuevas formas de pensamiento, música que rompe con la armonía de la casa, y un pasaporte marcado por viajes y experiencias. Durante la primera secuencia, el director tarda en mostrar su rostro en clave de suspense hasta que arranca la película con la llegada de Ana a la casa. En seguida se muestra su pelo, símbolo de feminidad que la hace única y bella. Su personaje es el único que puede llegar a interpretarse como más profundo. Durante toda la película juega con los personajes, intenta desentramar sus pasados, intenta entenderlos, y finalmente será víctima de todos ellos. Su condición de extranjera, de extraña para los habitantes de la casa, hace que los personajes la odien y la deseen. Les choca. Hay un cierto rechazo y una cierta obsesión por poseerla. Cada uno de los personajes se obsesionará de diferente forma con ella.

José, Fernando y Juan, representan los tres pilares que caracterizaron el régimen franquista: el control militar, el peso de la religión y de la moral cristina, y la represión.

José es el pater familia, como él mismo se autodenomina. Nada más entrar en la casa Ana, marca las reglas: él es el encargado de velar por el orden, y es a él a quien se le han de dar las explicaciones oportunas. Obsesivo del orden y del coleccionismo de atuendos militares vive delimitado en las cuatro paredes de su museo. Representa la noción de “imperio español” muy aclamado por el general Franco. Es el centinela de occidente que vive anclado en viejos logros militares. Se disfraza. Su personalidad es fruto de la represión viril que sufrió de pequeño vestido de niña hasta la primera comunión; secreto que se desvela en la secuencia de las cajas. Ahora, símbolo de hombría, mata a la libertad representada en un pájaro de latón que vuela hacia la ventana y choca contra el cristal (augurio del futuro de Ana). Quiere que Ana siga sus preceptos, que siga ocupándose del orden y del mantenimiento de su museo.

Fernando es un ermitaño que busca encontrarse con Dios. Considerado por su madre el mejor, aparenta llevar una completamente ancestral, que consigue levitar y alcanzar la Verdad. Tiñe las paredes de blanco (símbolo de pureza) de una vieja cueva a la que él considera una ermita; sin embargo, la cueva sigue siendo cueva. El hecho de pintar la cueva, de querer lucir otra fachada diferente no supone que cambie la esencia. Se trata de un maquillaje con el que busca engañar a todos. Es un ser completamente falso; que aparente despojarse de todo lo material, de renunciar a comer y sin embargo, le roba la comida a Ana a escondidas. Ella en un cierto momento se siente atraída por él; siente que es el personaje más verdadero de toda la familia, sin saber cuáles son sus obsesiones. Le ayuda a pintar la cueva. Ana renunciará a todo por irse con él. Se despojará de su secador de pelo, de su pintauñas y de sus ropas por sumergirse en esa vida asceta. Fernando es la verdadera representación de la Religión, de la moral franquista que se presenta como limitada y pura. Esa vida ermitaña se fragua desde pequeño cuando él es obligado a renunciar a chuparse el dedo, su único placer, ya que le obligan a llevar un dedil de púas, doloroso para el joven niño.

El único de los varones que está casado es Juan, obsesionado con el sexo, obsesionado con Ana. La acosa, la persigue y fantasea con ella. Vive en la oscuridad, en los no-lugares. Se esconde en su cuarto a ver películas pornográficas con alguna criada. Representa no solo la represión a la que se tiene que someter finalmente Ana; si no, la represión sexual del franquismo en la que primaba la moralidad Cristiana.

La madre no es otra que la España unificada y grande. Siempre diciéndole a sus hijos que tienen que permanecer unidos (frase que cobrara su sentido a lo largo de la película). Reina en la casa. En ocasiones finge ataques epilépticos que pueden incluso generar la risa en el espectador (y es que en el film, en muchas ocasiones, veremos una estética completamente teatralizante, protagonizada por sus personajes). Es quien intenta mantener el recuerdo y los pilares del viejo régimen y caserón. Ella protagonizará dos de los grandes momentos de la película: las cajas y la procesión.

Cuando está en el dormitorio y le muestra recuerdos de la infancia de sus hijos a Ana. Esa escena está cargada de simbolismos; por una parte, odia a sus criadas, a las que considera extrañas, que le roban, que le ocupan su espacio. Representa el rechazo de lo ajeno. Las cajas que muestra tienen las tapas cambiadas: lo que nos viene a decir que los tres pilares son perfectamente intercambiables en cuanto a su importancia, no prevalece uno sobre otro sino que están perfectamente unidos y ligados unos a otros. Esas cajas, como ya hemos ido diciendo, nos muestran el interior de cada uno de los personajes, el porqué son como son: fruto de las circunstancias y de las imposiciones familiares. Al final de la película, vemos que los tres hermanos funcionan como una manada, como un organismo perfectamente engranado que acabará con la vida y libertad de Ana.

Otro de los grandes momentos que protagoniza la Madre es la procesión a la cueva para obligar a su hijo comer. Procesión que en muchas ocasiones recuerda a las pantomimas organizadas por el Régimen y por el general franco como símbolo de poder. Nadie discute las órdenes de la madre, todos lo aceptan y claudican.

Las niñas juegan, ríen, saltan y fingen tener pesadillas. Imitan los modelos familiares que ven. Comen manzanas cuando a su abuela le dan los espasmos; tienen asumido que es una función teatral que hay que disfrutar como un mero espectador. Representan el augurio de lo que puede suceder con las nuevas generaciones y representan el augurio del futuro de Ana encarnado por una muñeca: la muñeca aparece enterrada con el pelo cortado, y las niñas claman que han sido los lobos.

Todos estos personajes están perfectamente hilvanados y entrelazos. Funcionan como un Todo y Ana como un ser extraño. El todo terminará absorbiendo la personalidad de Ana, que se verá sometida a ello sin poder huir, sin poder salir, siendo víctima finalmente del gran engranaje que representa la familia.

El viejo caserón Aislado.

Ana llega a través de un campo que recuerda a los paisajes de la meseta, a un viejo caserón aislado. El Caserón es viejo y está completamente aislado. Recuerda sin duda, la época de aislamiento del régimen franquista y de plena autarquía. Su apariencia de viejo y de oscuro, parece guardar viejos esplendores de la burguesía.

Apenas se muestran las habitaciones de la casa, todo es muy oscuro en su interior, muy viejo. El cuarto de ana se muestra con un poco de más de luz que parece ser reflejo del aura que ella desprende. Los otros compartimentos que podemos ver, son el museo de los uniformes militares, el cuarto de las niñas, y los pasillos por donde deambula el padre y el dormitorio de la madre. Cada uno de esos espacios (más la cueva, que está en el exterior), son los espacios vitales de cada uno de los personajes que hemos descrito anteriormente.

Saura nos muestra pequeños detalles que son los que nos hacen identificarlos como tales, pero no son espacios que se dejen ver perfectamente.

El tiempo en el que trascurre la historia también es desconocido para nosotros. Tampoco se hacen referencias a cuanto tiempo está Ana en la casa, ni cuando llega exactamente ni nada de eso.

Final Trágico.


Ana finalmente no puede escapar de la manada de los lobos, de la familia, que la absorbe. Los tres hermanos se alían para cumplir sus obsesiones y realizar su cometido.

Con Ana y los Lobos, Saura nos traslada a una historia fatal. Una historia que, como hemos venido diciendo, muestra una radiografía del panorama político español. La decadencia de un régimen que sigue cortando las alas de la libertad. Sin mucho alarde de grandeza, con escenarios simples, con un montaje limpio y sin mucho aspaviento, Saura logra una profunda reflexión en el espectador del filme. Una obra que marcará el cine coetáneo y a muchos cineastas posteriores a esta película.

The censor. Joaquin Asencio.

Sin duda, The censor me recordó mucho a Berlanga y su verdugo, aunque con claras diferencias, obviamente. La trama se irgue en torno a la cuestión de qué fueron de aquellas profesiones del franquismo, como la censor o verdugo.

He de decir que yo hacia la película El verdugo siento una cierta afinidad personal e injustificada que me marcan a la hora de hacer una crítica sobre el cortometraje de The censor. No sé si Asencio en algún momento quiso hacer un guiño al espectador en este sentido, o simplemente fue una idea que surgió de manera espontánea.

The censor cuenta la historia de Paco, un niño que condicinado por las circunstancias de su entorno,termina convirtiendose en un censor de películas. La historia trascurre desde sus comienzos en un internado de monjas, en las que se ve a un personaje que no parece ser inteligente y al que las monjas le buscan un trabajo como Censor. Tras la caida del régimen, esa profesión desaparece y finalamente, y de nuevo fruto de las circunstancias, se traslada a Nueva York donde seguir desempeñando su función y fruto finalemnte de los "pecados" pierde su trabajo, su amigo y todo.

El personaje es un personaje plano, que no nos muestra ninguna reflexión sobre el tema: lo hace como un ser automata. Su vida también, por otra parte se haya censurada por la fuerte moral cristiana inculcada desde pequeño. Y puede ser que asencio también haya querido "censurar" el punto de vista mostrando planos que no dejan ver toda la escena, que limitan el punto de vista.

La historia flaquea por momentos. Porqué se va a Estados Unidos, porqué hablan inglés derrepente, porqué pierde el trabajo... parece estar incrustrado en la historia. No se desarrolla con suficiente fluidez. No se hilvanan elegantemente los fragmentos. Igual sucede con el final. Parece que esperabas algo más; queda corto, o tal vez que no tenga un mensaje claro la historia: no parece mostrar una crítica, ni un mensaje profundo; pero tampoco tiene una intención puramente estética o "comercial".

El caso es que es una idea buena, un tanto original... pero podría haberse sacado mucho mas judo de ella.

domingo, 22 de marzo de 2009

Gran Torino




Clint Eastwood no defrauda con su nueva película. Gran Torino es la historia de un viejo coche encerrado en un garaje, ensimismado en su mundo, con una fachada reluciente y con una vieja pieza transversal en su interior que lo hacen único.

La historia está ubicada en cualquier lugar de EEUU. Los viejos barrios periféricos de clase media, testigos del esplendor económico y del desarrollo de las décadas anteriores, se han convertido en suburbios de inmigrantes donde se juntan razas y colores, donde chocan las culturas, donde no existe el mestizaje sino las pequeñas colonias y los clanes. En ese ambiente marginal y en ese contexto de decadencia se ancla el protagonista, Walt Kowalski, un viejo veterano de Corea, un Gran Torino que no sale de su garaje nada más que para ir al barbero.

Lo que realmente gusta de esta historia son los paralelismos que Eastwood, como director, establece. Paralelismos entre el chico y él, paralelismos entre él y su viejo Gran Torino, y paralelismos entre las religiones y culturas.

La historia comienza con el entierro de la mujer de Kowalski. Aunque, en ningún momento se hace referencia a la mujer, podemos intuir que era la única persona que conectó con Kolwaski por dos momentos de la película: cuando el sacerdote le dice que ella quiere que él se confiese, y cuando él recuerda a su esposa como su gran logro, como “la mujer más maravillosa del mundo”. Esa pérdida, ese entierro, parece enfatizar el sentimiento de soledad que rodea al protagonista. Tal vez ella fuese la única que hubiese visto la angustia de su marido tras esa fachada de hombre rudo; sabía que escondía una culpa en su interior que le martirizaba y le forjaba su carácter arisco (sin duda, un auténtico reflejo de la culpa heideggeriana). Una culpa, desconocida en principio, a la que se intenta dar respuesta a través de los mecanismos de la sociedad, como con el perdón cristiano tras la confesión. La soledad del protagonista tras la pérdida de su mujer y una familia que le desconoce por completo, marcan el inicio de la película. Soledad e incomprensión también reflejadas en el adolescente de origen chino, que tiene por vecino. Lo viejo y lo nuevo se mezclan en esta historia bajo ese punto de inflexión.

Thao es un crío que intenta huir del destino que le deviene. Tal cual dice su hermana: “Las chicas van a la universidad, y los chicos a la cárcel”. Su primo es el líder de una pandilla callejera que quiere que Thao siga sus pasos, aunque él se niega. Como en todas las culturas y religiones hay un ritual de aceptación ante la tribu; en este caso no se trata de una comunión, si no de robar el Gran Torino de Kolwaski. Nadie toca el Gran Torino. Sin embargo, bajo la metáfora del coche, vemos como Kolwaski va permitiendo que el muchacho se acerque a su interior, como él va aliviando su dolor.

La férrea tradición de ambas culturas, la del veterano, y la de los hmong(tribu a la que pertenecen sus vecinos), hace que toda la película se desenvuelva en un aprendizaje y tolerancia. Y es que la intransigencia, la salvación y el destino, son los factores comunes que hilvanan toda la historia. La intransigencia se refleja no sólo en el viejo veterano de guerra que no admite a sus vecinos, si no en los clanes raciales que se establecen en el barrio. Todos ellos fruto de las circunstancias, y todos ellos, aunque de diferente naturaleza, comparten la misma esencia. Esa mezcla de culturas, y el choque de todas ellas, recuerdan el contenido social de la película como una crítica al enfrentamiento de culturas, a la marginalidad y xenofobia que se genera en la sociedad actual. Choque y tolerancia de tradiciones que se ven reflejados perfectamente en secuencias como la de la fiesta en la que Kowalski finalmente acepta ir, como escapatoria a sus soledad y primer acercamiento a sus vecinos.

El interior de Walt Kowalski es también un continuo choque. Considerado un héroe por sus vecinos tras proteger a Thao de su primo, él se siente en deuda con ellos, con su cultura. La guerra de Corea, y una medalla al honor, le recuerda constantemente su culpa. Tal vez por ello mismo se forja la amistad entre los dos personajes. Una relación, que supone la salvación de ambos. Kowalski se convierte en un referente para el muchacho: le ayuda a madurar e intenta que el muchacho salga adelante por sus propios méritos, por su trabajo y por su esfuerzo y le protege del destino que le marca su familia (que al igual que él, está completamente incomprendido por los más cercanos); y Thao le aporta la paz interior y el perdón.


Cabe destacar la estética realista de la película, enfatizada por las localizaciones marginales y los días nubosos. Perfectamente dirigida, la película se desarrolla con la agilidad suficiente y el ritmo adecuado para desentramar este drama social. El final de la historia supone un broche agridulce, a la relación entre ambos protagonistas. Eastwood, como siempre, deslumbra en su interpretación. Ocupa de nuevo la pantalla con esos rasgos duros y serenos. Un personaje que bajo su ironía y su aparente antipatía, es admirable.

Un gran Torino, un viejo coche americano heredado por un joven hmong.

miércoles, 18 de marzo de 2009

Esto ya no es lo que era. Alfonso Sánchez.

Les seré franca. He visto el cortometraje tres veces. El ejercicio de clase era plasmar una priemra impresión, pero no se me ocurría nada. Júzguenlo ustedes mismos:



Dos personajes. Plano secuencia+plano fijo. Estereotipos. Humor. Irónia. Algo simple. Critica social... Cualquiera de estos calificativos encajaría perfectamente con una crítica sobre este cortometraje, auqnue yo me quedaría con la clave del humor y de la ironía.

Si se fijan, el discurso de los personajes aparentemente es completamente caótico, de ideas efímeras, y contradictorio. Es ahi donde reside el humor.

Los dos protagonistas, son dos personajes extraídos de las capas sociales marginales de cualquier ciudad (aunque, en este caso, localizados en Sevilla y con los localismos propios de esta ciudad) que elaboran un discurso latente que ni les corresponde con su forma de ser, ni con los conocimientos que el supuesto personaje estereotipado tendría, ni con la edad, ni con su perfil. Sus propias frases, además, son irónicas: se contradicen a ellos mismos, contradicen a su compañero, contradicen sus palabras con sus actos; aunque, de esa forma se estructura el mensaje.

Tras ellos se esconde una reflexión sobre el antes y el después de una sociedad española que ha evolucionado muy rápido en los últimos años. Un discurso, en principio, muy maniqueista, muy superficial y muy utilizado, repetido y sonado en las calles de cualquier ciudad de nuestro Estado (Por señalar alguna: el mítico ejemplo de que los moros vienen a quitarnos el puesto de trabajo) Estos temas son de completa actualidad y están completamente incandescentes en la sociedad española. Muchas de esas frases, no son frases que hayamos escuchado por primera vez.

La inmigración, la ubicación de España dentro del marco europeo, el problema del desempleo... son temas que, evidentemente, nos preocupan. La forma en la que el director trata estos asuntos es la clave de la risa: nos reimos de ellos y de nosotros.

Siguiendo con el ejemplo de la inmigración antes mencionado: no nos cuadra que el culebra, uno de los personajes, vaya a contar una anecdota heórica sobre cómo se enfrentó a dos inmigrantes y que finalmente le diese dos euros porque le diesen pena. Eso es una realidad. Sentimos pena ante el problema de la inmigración, pero no dejamos de quejarnos, y el discurso de los españoles inmigrantes que fueron a trabajar sigue existiendo, y el mayor ejemplo de ese tipo de españoles es el tío Juanin, gran ejemplo que ahora está en la cárcel. Es completamente irónico.

Es discurso completamente fragmentado de la sociedad española, y perfectamente hilvanado y representado en un personajes que nos chocan. El final del cortometraje es el gran choque contradictorio: vestidos de nazarenos comente un delito. ¿Qué clase de religión, valor o moral tienen los personajes? Evidentemente, se trata de una hiperbole de la sociedad sevillana, pero muy cierta: la Semana Santa paraliza completamente la ciudad pero son valores que duran una semana, en el mejor d elso casos.

En definitiva, es un cortometraje que busca el choque directo de la sociedad con sus valores, con sus ideas... que cuestiona sus propios pilares y que genera ante el espectadorque se cuestione qué hay detrás. Todo ello enmascarado ante una estética muy simple, muy directa... y, como no, muy eficaz.

Ni más ni menos...

´Este blog comenzó llamándose : Y que viva Imperio Argentina, de ahí, la razón de este post

Aunque este blog debería de tener una esencia intrinsecamente académica (objetivo que me propongo lograr en mis próximos post), empiezo tarde y mal.

El título puede que deje mucho que desear, y es probable que con el tiempo me dé cuenta de que es mejor cambiarlo a intentar defender el argumento que lo sostiene. Si lo mantengo es por varias razones:

La primera, pereza creativa.

Tal vez esta sea la respuesta más honesta, más directa y más cierta. Mi creativad pereció el día que nací yo. No, en serio. Nunca he tenido grandes ideas para sloganes que conquisten el mundo. Mi racionalidad es bastante sistemática y metódica e incluso, en determinadas ocasiones, soy más bien un ser autonoma. (Desgracia mía, por supuesto, desgracia para mi profesor que será quien tenga que leer todos mis pensamientos- incluso el único).

Lo que les quiero presentar de mi forma de ser, no es otra cosa que una mente que funciona de forma clara, sencilla y sin demasiados vericuetos para la interpretación. Puede que en ocasiones esta filosofía de razonamiento se considere banal, simple y e incluso defraude al supuesto lector por no encontrarse ante entresejijos de pensamientos e ideas.

La segunda, mi afición quasi-obligada al género coplero.


Otra de mis grandes virtudes o defectos, depende de la óptica, es que no soy capaz de ser una persona misteriosa o introvertida. Publico mi vida a los cuatro vientos, y si no, baste con entrar al otro blog que tengo creado. En estas últimas semanas he oido, cantado e interpretado más coplas que en toda mi vida. Es más, seguramente, tenga más capacidad de saber identificar una buena copla, que una buena película. (No se alarmen, no relacionaré mis críticas con la copla, pero permítanme hoy, y solo por hoy, darme el gusto).

La copla en mi vida ha supuesto:

- Por una parte, que mi tiempo libre se vea reducido, y que el tiempo libre que me queda, lo dedique a la mala vida. (Entiendase por mala vida: forma de divertirse de un joven universitario sin reponsabilidades ni familiares, ni económicas, ni de ningún otro talante que puedan limitar su capacidad de socialización). Eso puede hacer, que mis críticas de cine sean escuetas, pobres y torpes.

- Y por otra parte, he desarrollado una cierta nostalgia, aunque ese no es el término exacto, hacia el género de la copla, hacia esas películas en blanco y negro...donde la peineta y la Lola Flores eran las protagonistas. La espoñalada tiene algo. Eso era nuestro. A nadie se le ocurrió cantar Copla. En estos tiempos modernos donde la esencia de todo se desvanece, donde nos da igual uno que ochenta, donde triunfa la imitación en detrimento de la creatividad, hay que recuperar un cierto carácter. No les digo copla. Les digo que es necesario recuperar un cierto valor, una cierta corriente (más allá de la política y otros temas- no entremos, ni se detengan en este punto, puesto que solo estoy esbozando un razonamiento, es algo superficial y sin tiempo de explicar), llámenle un "algo" que les diferencie de la imiticación. En este punto diferirán miles de personas, pero perdonenme si no les aclaro más; a fin de cuentas, es un párrafo... algún día, seguramente, surga este debate.

Y finalmente, y enlanzando un poco con este punto...

La tercera, un cierto homenaje al cine Español.

Ese último batiburrillo de ideas viene a desembocar en mi sentido homenaje a una gran estrella: Imperio Argentina.

Al margen de la política (siento recalcarme en este punto pero es que hay una cierta relación de este género con tiempos pasados, no muy buenos), del machismo de las canciones, de lo autenticamente falsas que eran las películas y los actores... el cine español necesita su pequeño homenaje...Porque todos hemos disfrutado con películas de "Cine de Barrio " y estas han sido muy desprestigiadas por la crítica y la historia al estar al margen de las vanguardias.




Resumiendo, intentaré, desde mi más humilde conocimiento, que no es mucho, hacer crítica de cine o tv, pero no les aseguro nada.Es más, si lo buscan es el blog de una erudita de Cine, se han equivocado de Blog. Mi conocimiento sobre cine, es muy limitado, y no voy a intentar que mi opinión prevelazca ante todas, aunque en ocasiones pudiese parcerlo... En tal caso, me disculpo de antemano.


Nadie es perfecto...pero bueno, este es mi blog, y a quién no le guste a juir!!


Elena Benavente